#249 Otra oportunidad

Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados, y un único hijo como heredero.
Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos.
Su padre le advertía que ese tipo de amigos sólo estaría a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles.
Un día, el padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyeran un pequeño establo. Dentro él mismo preparó una horca.
Mas tarde, llamó a su hijo, lo llevó al establo y le dijo:
Hijo mío, yo ya estoy viejo y, cuando me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío… Y ya sé cual será tu futuro con las compañías que hoy tienes. Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos. Venderás todos los bienes para sustentarte y, cuando no tengas mas nada, esos, que crees que hoy son tus amigos, se apartarán de ti. Solo entonces te arrepentirás amargamente por no haberme escuchado.
Fue por esto que construí esta horca. Es para tí!!
Quiero que me prometas que, si sucede lo que yo te dije, te ahorcarás en ella.
El joven se rió, pensó que era absurdo el pensamiento de su padre, pero, para no contradecirlo, hizo la promesa, pensando que eso jamás podría suceder.
El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo se encargó de todo y tal como su padre lo predijo, gastó todo, vendió los bienes, perdió sus amigos y hasta su propia dignidad.
Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto. Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a pensar:
Ah, padre mío… Si yo hubiese escuchado tus consejos… Ahora ya es demasiado tarde.
Apesadumbrado, el joven levantó la vista y vio el establo.
Con pasos lentos, se dirigió hasta allí, vio la horca llena de polvo, y entonces pensó:
Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude alegrarle cuando estaba vivo, pero, al menos esta vez, haré su voluntad. Voy a  cumplir mi promesa.
Entonces, subió los escalones y se colocó la cuerda al cuello, y pensó:
Ah, si yo solo tuviese una nueva oportunidad…
Entonces, se tiró desde lo alto de los escalones y, por un instante, sintió que la cuerda apretaba su garganta… Pero el brazo de la horca era hueco y se quebró fácilmente y el joven cayó al piso.
Sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, safiros y brillantes, y una nota en medio de ellas. En ella estaba escrito: Esta es tu nueva oportunidad. ¡Te amo mucho!
Con todo mi amor, tu padre.

Cuantas veces no podemos aprovechar las experiencias ajenas para nuestro aprendizaje?
Es como si necesitáramos equivocarnos nosotros mismos, para permitir que la experiencia nos atraviese y nos deje un aprendizaje.
Sin embargo me gustaría distinguir entre dos tipos de aprendizaje: aquellos que nos acercan a los resultados deseados y aquellos que, al final, pareciera que nos dejan en el mismo lugar.
¿Cómo darnos cuenta de esta gran diferencia?
¿Cómo reconocer que es lo que nos lleva a cambiar?
¿Cómo hacer para no tener que recorrer todo el camino, para darnos cuenta que necesitamos volver a empezar?

El cambio sólo existe si está sucediendo,
pero comienza tan sólo pensando en él.

Nosotros hacemos cosas y, con ellas, obtenemos resultados. Cuando estos no son los que esperamos, analizamos lo que pasó y por lo general elegimos cambiar algunas de las acciones sin darnos cuenta que esto solo, a veces no alcanza.
Nos cuesta darnos cuenta que dada la persona que somos nuestras acciones siempre están dentro de un rango determinado por nuestra forma de ser y es como si nuestro objetivo exigiera algo diferente de nosotros, que no siempre nos resulta tan disponible y muchas veces ni siquiera esta dentro de nuestro marco de referencia: Nos pide salir de nuestra zona de comodidad y hasta cambiar de paradigmas.

Los hábitos cambian el carácter.
OVIEDO.

¿Cómo sería entonces intervenir en nuestra forma de ser?
¿Como sería ampliar nuestra zona de comodidad?
¿Qué nos permitiría cambiar de paradigmas?
Fundamentalmente considero que si pudieras observarte en tu manera de pensar acerca de las cosas y vieras la manera de cambiar el ámbito de posibles acciones que esa forma de pensar te deja, creo que un nuevo mundo se abriría para nosotros, y cosas que antes no nos pasaban empezarían a ser posibles.

La percepción común
es que tienes que trabajar más duro para ganar más. Últimamente, lo que ganas aumentará más
cuando cambies tu manera de pensar,
en lugar de tus actividades.
BRIAN KOSLOW

¿Qué cambios podrías hacer hoy en tu manera de pensar que te acercaran mas a tus objetivos?
¿Qué cambios podrías hacer hoy en tu manera de hacer que te acercaran mas a tus objetivos?
¿Qué cambios podrías hacer hoy en tu manera de reaccionar que te acercaran mas a tus objetivos?

Sólo se necesita una persona para cambiar tu vida: tu.
RUTH CASEY

Publicado en 2006.

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