¿Si dentro de un equipo contribuyes con una idea que luego resulta exitosa, procuras que todos sepan que fue idea tuya?
¿Si alguien no siguió tu consejo y las cosas salieron mal ¿le dices que vos ya le habías avisado?
Si alguien sigue tu consejo y le va bien procuras que recuerde que fuiste tú el que se lo dijiste?
¿Si alguien paga por un producto mas del precio habitual te ocupas de mostrarle donde se vende mas barato?
¿Si viviste una mala experiencia en un restaurante eliges comentarla con todos para que nadie vaya?
¿Te encuentras a menudo defendiendo tu punto de vista?
¿Te molestan que los demás hagan las cosas de una manera diferente a la que las haces vos?
¿No entiendes por que los demás no se dan cuenta cómo son las cosas?
Querido lector si respondiste a algunas de estas preguntas afirmativamente podríamos decir que para ti es importante tener razón.
Y lo que no te has dado cuenta aun es el tremendo precio que pagas por eso a diario.
Por un lado cada vez que quieres tener razón niegas la mirada diferente del otro y lo que logras es separarte emocionalmente de él.
También gastas mucha energía y tiempo defendiendo posturas.
Y considero que lo más importante es que entras en un estado de ánimo negativo del cual te cuesta salir y te predispone a pensar que todos están en tu contra, que la vida es difícil, y que se yo cuantas otras sandeces, que por supuesto no son ciertas pero que en ese humor las vives como si lo fueran.
¿Cuál va a ser la razón
por la que dejes de buscar la razón?
¿Qué buscamos cuando queremos tener razón?
¿Que nos respeten?
¿Que nos tengan en cuenta?
¿Que piensen que sabemos como son las cosas?
¿Sentirnos superiores?
¿Reconocimiento?
¿Imponer nuestra mirada?
Quizás puedas agregar tus propias necesidades, pero de algo creo estar segura y es que no conseguimos nada de eso, sino todo lo contrario.
«Un hombre de genio
toma sus fallas como errores,
y voluntariamente los transforma
en portales de descubrimiento.»
James Joyce
¿Quieres tener razón o prefieres ser feliz?
Recuerdo el sentido que le hizo a mi vida, la primera vez que escuché esta frase recordando las veces que en nombre de la razón perdí momentos de felicidad y hasta relaciones.
Hoy cada vez que me veo a mi misma a punto de entrar en una situación en la que voy a defender mi punto de vista, la repito interiormente y siento que todo cambia al momento. Me doy cuenta que no vale la pena y que la discusión no tiene sentido. La dejo pasar y a la larga me encuentro con un estado de ánimo mas favorable que me predispone a cosas mas positivas en mi vida.
Ojala que para vos, esta frase también haga una diferencia.
«Una persona feliz
no es una persona en determinadas circunstancias,
sino una persona con determinadas actitudes.»