#341 Nos acostumbramos

Nos acostumbramos a vivir en departamentos y  a no tener otra vista que no sean las ventanas de alrededor; y porque no tenemos vista, luego nos acostumbramos
a no mirar para afuera; y porque no miramos para afuera, luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas; y porque no abrimos del todo las cortinas, luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz.
Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud…
Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde; a tomarnos el café corriendo porque estamos atrasados; a leer el diario en el micro
porque sino no lo leemos; a comer un sándwich apurado porque no tenemos
tiempo para almorzar; a salir del trabajo de noche; a dormir en el micro porque estamos cansados; a cenar rápido y a dormir pesados casi sin haber vivido el día.
Nos acostumbramos a pensar que las personas cercanas a nosotros estarán siempre ahí y a creer que están bien, sin preocuparnos por averiguarlo;
a que pase el día entero y finalmente oír en el teléfono: «Es que hoy no puedo ir…” – A ver cuándo nos vemos… – La semana que viene nos reunimos…»
Nos acostumbramos a sonreír a las personas sin recibir una sonrisa a cambio. A ser ignorados cuando precisábamos tanto, ser vistos. Si el cine está lleno nos acostumbramos y nos conformamos con sentarnos en la primera fila aunque tengamos que torcer un poco el cuello. Si el trabajo está complicado, nos consolamos pensando en el fin de semana; y si el fin de semana no hay mucho que hacer, o andamos cortos de dinero, nos vamos a dormir temprano y listo, porque siempre tenemos sueño atrasado.
Nos acostumbramos a ahorrar vida… Que, de a poco, igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados no nos damos cuenta que:
¡ NOS PERDIMOS DE VIVIR !…

¿A cuántas cosas nos acostumbramos y creemos que no pueden ser de otra manera?
¿A cuántas cosas nos acostumbramos  y dejamos de insistir en el cambio?
El tiempo no se puede atrapar, mucho menos almacenar. Nuestra existencia transcurre a gran velocidad, pero mientras tengamos vida, tenemos la oportunidad de cambiar nuestros hábitos, de tener una mejor calidad de existencia, de aprovechar y disfrutar cada respiro y cada latido de nuestro corazón.

«La muerte está tan segura de su victoria,
que nos da toda una vida de ventaja».

Lo importante sería que pudiéramos sacar del automático todas aquellas cosas a las que hoy estamos acostumbrados. ¿Para qué?
Para poder cambiarlas.
¿A qué te acostumbraste sin pensar?
¿A qué te acostumbraste y hoy queres cambiar?

Sólo podemos cambiar
aquellos mundos que podemos observar.

¿Te acostumbraste a la falta de amor y luego crees que no existe del bueno?
¿Te acostumbraste a la falta de tiempo y te compraste ese cuento?
¿Te acostumbraste a no elegir y no te diste cuenta que sos libre?
¿Te acostumbraste a la falta de luz y no te diste cuenta que sos vos el que puede ir en busca del sol?
¿Te acostumbraste al encierro y ya no abres la puerta?
¿Te acostumbraste a la falta de posibilidades sin ver que sos vos el creador?

¿Sabes cómo se cocinan las ranas?
Si las pones directamente en agua caliente
salen saltando, pero si las pones en agua fría
y la vas calentando de a poco
se van cocinando sin darse cuenta.

Sólo por unos segundos piensa a cuántas cosas te vienes acostumbrando en tu vida. Hoy puedes decir HASTA AQUÍ !!!
Hoy puedes gritar BASTA!!!!!!

Publicado en 2008.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

* Copy This Password *

* Type Or Paste Password Here *