Conversando con un Coach #679 «Una Nueva Mirada»

Un relato de origen chino describe la vida de un campesino en una humilde villa rural. El era considerado muy próspero porque era dueño de un caballo que utilizaba para arar la tierra y trasladarse.

Un día un rayo rompió la entrada del corral y el animal se escapó. Los vecinos al enterarse fueron a verle apenados por la pérdida de tan fiel animal diciéndole: que mala suerte ha tenido vecino, de no ser por esta tormenta no habría perdido su único caballo. El campesino simplemente dijo: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe?

Unos pocos días después, el animal volvió a su corral acompañado de dos caballos salvajes que había conocido en las montañas. Todos los vecinos se regocijaron por su buena fortuna y fueron a felicitarlo por su buena suerte. El campesino solo dijo: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe?

Al día siguiente, el hijo del campesino trató de montar a uno de los caballos salvajes; el animal lo hizo caer y el joven se quebró una pierna. Debió ser entablillado y se le indicó guardar cama por un par de meses y naturalmente todos los vecinos ofrecieron su consuelo por la mala fortuna. Y el campesino nuevamente dijo: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe?

Una semana más tarde , los oficiales de reclutamiento llegaron al lugar para alistar a los jóvenes para el ejército ya que se había desatado una guerra en las fronteras de la China. Ellos rechazaron al hijo del campesino porque tenía la pierna fracturada. Cuando los vecinos le dijeron lo afortunado que era por que su hijo no había sido alistado , el campesino contestó: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe?

Considero que no hay nada peor que sentirme enferma ya que cuando lo estoy no puedo hacer mi vida normal y en general la enfermedad me impide hacer algo que siempre hago.
Por lo general confundimos síntoma con enfermedad y estamos acostumbrados a atacar el síntoma creyendo que de esa manera combatimos la enfermedad.
Lo que quiero plantearte hoy como posibilidad, es que empieces a ver tus síntomas como aliados. Como si tuvieran algo importante que decirte y hasta que no los escuches no se irán. Puede que los combatas con algún remedio pero aparecerá nuevamente disfrazado de otro síntoma.

Cuando comprendemos y reconocemos las señales
de las fuerzas que nos arrastran,
pasamos de ser esclavos a ser dueños
de nuestras emociones.
Frases de Elsa Punset

Si tuviéramos una luz que se prende en el tablero de nuestro auto no creo que te conformaras con que el mecánico sacara la bombita de la señal . Probablemente querrás que busque la causa del encendido.
Por qué no nos pasa lo mismo con nuestro cuerpo?
Por qué rogamos desesperadamente que el médico nos dé un remedio que haga que desaparezca el síntoma?
Creemos que el síntoma es la expresión visible de un proceso invisible.
Desde esta mirada la curación se producirá desde el entendimiento de la señal o sea del síntoma.

Cuando prestamos atención,
la vida nos ofrece
señales asombrosas.

Hasta ahora pensamos que tener un síntoma era malo y qué si buscáramos otra mirada para reconocer que tiene algo importante que decirnos.
Cuál es la información que puede traerte un síntoma?
Que algo falta.
Que algo sobra.
Que hay que hacer algo.
Que hay que dejar de hacer algo.
Podríamos también pensar:
Quién soy yo en este síntoma?
Qué es lo que este síntoma dice de mi?
Qué es lo que está tratando de decirme?
Cómo puedo reconocerme en este síntoma, cómo puedo descubrirme a mi mismo en él?
Y si en lugar de venir a anunciarnos que una enfermedad empieza, viniera a decirnos que una enfermedad o trauma termina?

Toda verdad atraviesa tres etapas:
Primero es ridiculizada.
Segundo recibe violenta oposición.
Tercero es aceptada como algo evidente.
Arthur Schopenhauer

Algunas preguntas más que nos pueden ayudar a entenderlo:
Qué pensamientos, temas o fantasías ocupaban tu mente cuando se presentó el síntoma?
Cuál era tu ánimo?
Qué noticias o cambios de trascendencia se produjeron en esos días en tu vida?
Cuáles son las actividades que nos impone a hacer que no queremos y cuáles nos impide que sí querríamos hacer?

Nunca calmes demasiado
los síntomas.
Ellos necesitan expresarse.

La enfermedad aparece
cuando te estás curando.
Dr Hamer

Hace unos días me levanté con una tortícolis tremenda. No podía mirar para ninguno de los lados y el dolor era impresionante. Llamé al médico, me puso una inyección me dio un calmante cada 6 horas y un anti inflamatorio.
Al día siguiente amanecí peor.
Mi hija me dijo que me comunique con una amiga que trata las enfermedades de una manera diferente.
La llamé y lo primero que me preguntó es que cosa importante había ocurrido la noche anterior a la aparición del síntoma. No supe que contestarle pero siguió haciendo preguntas hasta que descubrí que en ese día yo había encontrado respuesta a una pregunta que me hacía desde niña. En ese momento no le di ninguna importancia pero ella me dijo que era tiempo de dejar de darle vueltas a ese tema y mirar para adelante. Por eso la tortícolis. Que el síntoma que tenía venía a decirme eso.
Al día siguiente amanecí curada.

Todas las enfermedades
derivan de dos problemas:
Del desamor o de no poder soltar cosas a las que nos hemos quedado apegados.
Dr Hamer

Publicado en 2016.

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