Un día, después de mucho intentar, decidí darme por vencido, el cansancio hizo que quisiera renunciar a mi vida y fui al bosque para tener una última conversación con un sabio que allí vivía.
«¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido en este momento?» Le pregunté.
Su respuesta me sorprendió…
«Mira a tu alrededor», «Ves el helecho y el bambú?»
«Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua. El helecho creció rápidamente. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salía de la semilla de bambú.
Sin embargo, no renuncié al bambú.
“En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la otra semilla.
Pero no renuncié al bambú.»
«En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú.
“Pero seguí sin renunciar.» me dijo.
«En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú.
Y tampoco renuncié.
“Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra.
“En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura.
Había pasado cinco años de su vida echando raíces.«Tu tiempo vendrá. Y crecerás muy alto
A todo le llega su momento!»
Cuántas veces estamos a punto de renunciar?
Cuántas creemos que lo que buscamos es imposible? Que no se nos va a dar?
Cuántas veces nos hemos dado por vencidos?
Y todo esto nos acerca o nos aleja de nuestros objetivos?
Entonces qué nos hace renunciar o darnos por vencidos?
La falta de confianza en nosotros mismos?
La falta de confianza en el Universo?
La falta de paciencia?
Los buenos días te dan felicidad
Los malos: Experiencia
A veces, cuando miro mi vida en retrospectiva pienso: cuantos objetivos creí que eran imposibles y fueron logrados. Cuantas metas pensé que no estaban en mi destino y fueron conseguidas. Cuantas veces, cansada, pensé en desistir y la próxima acción fue justamente la que me llevó al éxito
¿Cuál es la clave entonces?
La mía es seguir intentándolo hasta el final, no me conformo con menos de lo que quiero y aunque reconozco que algunos objetivos se pusieron realmente difíciles, también reconozco que lo que ayudó a concretarlos fue mi perseverancia y mi paciencia teniendo la suficiente confianza en mí misma en que encontraré la manera y la suficiente confianza en el Universo en que me apoyará.
«No le daría a ninguna de mis creaciones
un reto que no pudiera sobrellevar»
Todo este tiempo que parece que has estado luchando,
realmente has estado echando raíces»
El Universo
El otro día en una película escuché que la base del budismo es el sufrimiento y me quedé pensando en la palabra sufrimiento y pensé que quizás ellos llaman sufrimiento a la brecha que me separa de lo que quiero o al aprendizaje que tengo que recorrer hasta lograr mi objetivo o al crecimiento que tiene que ocurrir en mi para que yo pueda tener lo que quiero y lo relacioné con los cinco años del bambú echando raíces.
Será que durante esos cinco años el bambú sufre porque no cree que llegará a ser bambú?
Míralo desde afuera y piensa que si has sembrado una semilla de bambú nunca tendrás duda que lo que crecerá será un bambú.
¿Por qué entonces nos resulta tan difícil, a veces, confiar en que nuestro momento llegará?
Cuando te encuentres en una situación muy difícil
y sientas que tienes todo en contra,
y sientas que ya no puedes soportar un minuto más,
nunca te des por vencido,
porque ese es justamente el lugar y el momento
en que cambia la marea.
Og Mandino