No Tiene Voz era un misterio para la gente de su tribu. Ella nunca había hablado. Los largos años de silencio habían convencido a su familia de que ella nunca pronunciaría una palabra. La niña oía y era capaz de comunicarse mediante señales, pero todos habían perdido la esperanza de que ella, algún día, cantara o alzara su voz en agradecimiento durante las ceremonias.
No había duda de que la infancia de No Tiene Voz había sido extraña. Nació debajo de una hilera de sauces donde su madre había ido a dar a luz. Las primeras horas de su vida estuvieron cargadas de sucesos horrorosos: el campamento de su tribu había sido invadido. El padre de No Tiene Voz, las encontró y protegió, perdiendo su vida en la contienda.
Un día, en el séptimo invierno de su vida, No Tiene Voz enfermó. Había comido algún alimento malo y tenía náuseas. Llamaron al curandero. Mientras No Tiene Voz sentía que su estómago se convulsionaba, sucedió una cosa curiosa. Empezaron a surgir sonidos de su garganta que se parecían a los gritos de gente aterrada. El hombre Santo sonrió, explicando que de recién nacida ella se había tragado esos sonidos, sabiendo que, si lloraba, ella y su madre morirían.
El dolor de estómago le había permitido sanar, mientras vomitaba el miedo.
No Tiene Voz se ganó un nuevo nombre cuando recuperó la posibilidad de hablar: ahora a ella la llaman: No Tiene Miedo.
¿Te has puesto alguna vez a pensar en cuáles son tus sonidos tragados?
¿Tienes idea a partir de qué sucesos, has decidido tragarlos?
¿Los tienes en todos los ámbitos de tu vida o sólo en algunos?
La propuesta es tomar contacto con ellos, conocerlos y aprender a desarticularlos.
Yo relaciono estos sonidos con la vergüenza y el miedo, como las emociones que me impiden, a veces, decir lo que pienso o lo que quiero decir.
Por eso la propuesta sería que puedas relacionarte con estas emociones, ver en qué momentos aparecen, frente a quién y en qué ámbitos.
El deseo vence al miedo.
Mateo Aleman
Una forma de hacerlo es tomar contacto con la reconstrucción lingüística de estas emociones. Este es un proceso en el cual traducimos la experiencia emocional en una narrativa. La emoción no es un fenómeno lingüístico, solamente buscamos llevar el fenómeno emocional a un terreno más conocido. Una misma emoción puede ser reconstruida de diferentes maneras ya que cada una pertenecerá al observador particular que la hace.
Una de ellas podría ser:
Afirmo que no he dicho algo
Juzgo que de haberlo hecho hubiera sido bueno para mí.
Juzgo que algo que yo llamo miedo me ha frenado
Juzgo que si lo hago se pone en juego mi identidad publica
Declaro que no puedo identificar al miedo que siento
Declaro mi deseo de no enfrentar esta situación
Por lo tanto me predispongo a no hacer nada
(O sea, me sigo tragando lo que quería decir) ergo CONTINUO EN MI SUFRIMIENTO
La seguridad es en gran medida una superstición.
No existe en la naturaleza,
ni en toda la experiencia de un hombre.
Evitar el peligro no es más seguro,
a la larga, que exponerse.
La vida es una atrevida aventura.
HELEN KELLER
Si analizamos esta reconstrucción hay un juicio que de acuerdo con mi mirada sostiene esta emoción y es «Juzgo que si lo hago se pone en juego mi identidad pública»
Considero que este es un juicio que nos cierra a la posibilidad de participar y aparecer.
¿Para qué sostenemos este juicio?
¿Para qué lo hacemos importante? ¿Para que el mundo se quede sin nosotros?
¿Te das cuenta de que si pudieras cambiarlo, esto podría impactar en tu vida y en la de los demas haciendo una diferencia valiosa?
Ganas fuerza, coraje y confianza
con cada experiencia en la que realmente,
te detienes a mirar el miedo a la cara…
Debes hacer aquello que crees, que no puedes hacer.
ELEANOR ROOSEVELT
Este puede ser un momento para revisar algunas de nuestras actitudes
¿Podrías decir que este tipo de actitud te sirvió en el pasado?
¿De qué te alejo?
¿A cuántas personas no te acercaste por miedo al rechazo?
¿En cuántas situaciones no preguntaste por miedo al ridículo?
¿A cuántas personas no les mostraste tu punto de vista?
¿En cuántas situaciones no apareciste por no sentirte acorde?
¿Cuántas veces no pudiste reconocer que te equivocaste?
¿A cuántas personas no les mostraste lo que sentías?
¿En cuántas oportunidades elegiste no estar en contacto con tus emociones?
¿Cuántos regalos te faltó entregar?
¿Cuantos te quiero o te necesito, te tragaste?
No podemos escapar del miedo.
Solo podemos transformarlo en la compañía que va con nosotros
en todas nuestras excitantes aventuras…
Toma un riesgo por día,
un pequeño o atrevido riesgo
te hará sentir genial, una vez que lo hallas tomado.
SUSAN JEFFERS.
Quiero hacerte una invitación en este momento:
Revisa cuáles son tus sonidos tragados y piensa que eres diez veces más valiente de lo que juzgas ser y acciona como si el coraje fuera tu estandarte.
Tú te mereces este regalo!!!!
El pájaro no sólo canta porque es feliz
También es feliz porque canta
Cuántas cosas perdemos por miedo de perder?
PAULO COELHO