Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas algo más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
Estoy escuchando el ruido de una carreta.
Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía.
Entonces le pregunté:
¿Cómo sabes que está vacía, si aun no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
Es muy fácil saber cuando una carreta está vacía… porque hace mucho ruido.
Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuno o violento, presumiendo de lo que tiene, mostrándose prepotente y menospreciando a la gente, tengo la impresión de oír otra vez la voz de mi padre diciendo:
«Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.»
Los otros días estaba en una reunión y alguien me mostró que estaba mas callada que de costumbre. A partir de este comentario comencé a observarme y me di cuenta que a partir de todo el proceso personal que tuve a partir de mi relación con el Coaching Ontológico hablo mucho menos y considero que tiene que ver con darme cuenta la importancia que tiene el lenguaje en la comunicación.
Rafael Echeverría dice que el lenguaje no es inocente y que a partir de lo que decimos creamos una realidad determinada.
El Lenguaje es la morada del Ser
Heidegher
Esto no quiere decir que nos tenemos que convertir en personas mudas, sino todo lo contrario y aprovechar la posibilidad de hablar que tenemos para comunicarnos en forma mas efectiva.
¿Cómo sería una comunicación efectiva?
Por de pronto no yéndonos en palabras, y siendo lo mas específicos posible.
Buscando ser claros y muy sencillos
Recuerdo una frase que repetía el abogado defensor en la película Filadelfia: «Explíquemelo de una manera que un niño de seis años pueda entenderlo.»
Siempre quise “ser alguien”,
pero debí haber sido más específica.
LILY TOMLIN
Otra cosa que convalida nuestro hablar es la escucha que generemos. Sólo si nos hacemos escuchar tendrá sentido lo que decimos, ya que sino serán sólo palabras tiradas al viento. Por eso es tan importante elegir lo que vamos a decir y poner atención en la forma de hacerlo. Considero que hasta podemos generar que nos escuchen en nuestros silencios como me ocurrió a mi la otra noche en la reunión.
Las grandes ideas, se ha dicho,
vienen al mundo tan suavemente como las palomas.
Quizá, entonces, si escuchamos atentamente oiremos
entre el alboroto de los imperios y naciones
un débil revoloteo de alas,
el gentil batir de la vida y la esperanza.
ALBERT CAMUS
¿Cómo te observas en este ámbito a vos mismo?
¿Considerás que hablás mas de la cuenta?
¿Dejás espacio para que los demás puedan intervenir?
¿Cuando los demás hablan los escuchas o simplemente esperas tu turno para hablar?
¿Sentís que te escuchan cuando hablás?
¿Considerás que tu hablar es claro, sencillo y específico?
Si no es así ¿que podrías hacer para acercarte a eso?