Un artista plástico había pintado un cuadro hermoso.
El día de la presentación al publico, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues se trataba de un famoso pintor..
Llegado el momento, sacaron el paño que cubría el cuadro.
Hubo un caluroso aplauso.
Era una impresionante figura de un hombre tocando suavemente la puerta de una casa. Parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondería.
Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte.
Un observador muy curioso, le encontró una falla. La puerta no tenia cerradura. Y fue a preguntarle al artista:
«Su puerta no tiene cerradura, ¿como se hace para abrirla?»
«Así es», respondió el pintor.
«Porque esa es la puerta del corazón del hombre y solo se abre
desde el lado de adentro.»
Desde chicos nos enseñaron a agradecer por lo que recibimos y el objetivo de este trabajo no es para nada descalificar esta hermosa costumbre , sino todo lo contrario. Me gustaría mostrarte una nueva mirada de este antiguo hábito.
A veces decir gracias puede ser una manera rápida de poner límite a un intercambio y devolver con una declaración que corta el diálogo. Algo así como retribuir la primera sensación que el regalo nos despierta.
Cuenta Laura Abal, que es la lectora que nos envió esta idea, que hace algunos días, cuando procedía por costumbre a agradecer una buena crítica, le contestaron: “Dejá de agradecer, recibilo y atesoralo”
Recibir y atesorar
abre las puertas mas sutiles del Universo.
Esto le causó sorpresa, ya que le permitió ver que la urgencia en hacerle saber a su interlocutor, que le gustaba lo que le estaba diciendo, no permitía que ese sentimiento se internalizara en ella. Si de verdad quieren hacerte un regalo, entonces, debes recibirlo y atesorarlo.
Mi mamá siempre nos dice , cuando le agradecemos algo, que ella no hace las cosas para recibir agradecimiento sino para que las disfrutemos y nos comprometamos a hacer lo mismo con nuestros hijos.
En relación a otros,
la gratitud es una cuestión de buenos modales;
en relación a nosotros mismos,
es un hábito que alimenta el corazón
y una disciplina espiritual.
DOPHNE ROSE KINGMA
Cuenta Laura que después de haber hecho este descubrimiento, una mañana caminaba por la calle cuando un hombre que venía en dirección contraria dijo al pasar a su lado “Muy bien diez, estás muy bien diez, bonita”.
En ese momento podría haberse dado vuelta y contestado simplemente “Gracias”, pero por suerte pudo recordar la frase escuchada “recibilo y atesoralo”. Entonces no se dío vuelta, ni analizó las pretensiones, si existiera alguna, de quien le hablaba sin conocerle. Simplemente se dijo “lo recibo y lo atesoro” y entonces pudo sentirse “muy bien diez, bonita”.
Todo gerente, directivo o dueño de empresa
debería colgarle a cada persona de su empresa
un “cartel invisible” que diga
“haceme sentir importante”.
ALBERTO LEVY
Recibir y atesorar nos permite llenar nuestros corazones de buenas sensaciones, nos hace sentirnos importante, nos permite conectarnos con la experiencia de recibir y reconocer aquello que somos capaces de generar mientras disfrutamos de una sensación que nos llena el alma de agradecimiento.
Cuando te dediquen una sonrisa…
Recibila y atesorala
Cuado alguien te de un reconocimiento…
Recibilo y atesoralo
Cuando te digan cuanto vales…
Recibilo y atesoralo
Cuando te enseñen una lección…
Recibila y atesorala
Cuando alguien te brinde su confianza…
Recibila y atesorala
Cuando alguien te desee un buen día…
Recibilo y atesoralo